El 2014 quedó marcado por los terribles sucesos ocurridos en Guerrero, evidenciando la manera descarada que autoridades electas por el pueblo se coluden presuntamente con el crimen organizado, así como las condiciones de extrema pobreza, la corrupción y el desvió de recursos por parte de las grandes élites en el poder, han provocado entre los ciudadanos un malestar generalizado, una enorme indignación, que si bien ya se había venido arrastrando desde tiempo atrás, se ha despertado de manera feroz e incontenible con la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, haciéndonos pensar que aquel México del 68 no está, del todo lejano a la realidad que se enfrenta en el nuevo siglo, el descontento que se vive es claramente palpable.