Columna invitada

Hace unas semanas, el gobernador de Baja California dio a conocer la inconsistencia entre las cifras de fallecidos por Covid-19 reportadas en su entidad y las registradas por la Federación. De hecho, acusó la dosificación del número de muertos: "si reportan menos, no es la información que estamos reportando nosotros". Y cuestionó: "En esta era que vivimos, donde todo es instantáneo, no hay realmente una razón, de acuerdo con los científicos que yo he consultado, por la que no se reporten realmente, como lo hacen en Estados Unidos, los muertos del día”. Este es uno de los misterios que no resuelve la 4t.

Cada quien hará sus cuentas, obtendrá sus propias conclusiones de manera individual o social, incluyendo a los gobiernos y sus administraciones públicas; habrá, por un lado, quienes sostendrán que todo fue una engañifa, que es parte de la teoría de la conspiración,  de una guerra comercial entre Estados Unidos y China o que fue una sopa de murciélago; quienes por cierto, seguramente no los va a matar el virus, pero vivirán sujetos al vaivén del desconocimiento... y esa también es otra forma de estar contagiado. Por el otro lado, están quienes de manera responsable están buscando efectos, causas y razones más menos elaboradas porque buscan aprender de esta situación.

Luego de un análisis profundo Constitucional, Convencional y Operativo del Acuerdo del Presidente Andrés López publicado el pasado 11 de mayo en el Diario Oficial de la Federación sobre las funciones de seguridad pública a las Fuerzas Armadas, hemos concluido que si bien es cierto está emitido de conformidad con el Quinto Transitorio de la Reforma Constitucional del 26 de marzo del 2019 y por tanto no proceda el Amparo (Artículo 61 fracción I de la Ley de Amparo), también lo que es el Acuerdo no es exclusivamente fundado y motivado, ya que la fracción I del artículo 89