Opinión

SINGLADURA

Instalados ya en 2018, el año de la elección presidencial, entre otros miles de cargos más, me hago eco de las cada vez más numerosas tertulias de amigos y/o familiares en torno a quién, cuál de los cinco precandidatos presidenciales, sería el menos malo para relevar a Enrique Peña Nieto, ya también colocado en el tramo final de un mandato cargado de claroscuros que sin duda será sometido a un referéndum el próximo mes de julio.