Opinión

(El auténtico amor no se conoce por lo que requiere, sino por aquello que reconoce y quiere custodiar) 

I.- LA FIESTA QUE NOS TRANSFORMA
El verdadero éxtasis es una fiesta que se forja en el alma,
es una recepción de pulsos y una ceremonia de sueños,
un vivir desviviéndose por vivir para el otro legándose,
pues no hay mayor don que estar juntos y saberse amar,
olvidándose de uno mismo, ¡perpetuándose en el querer!

El pasaje bíblico que narra la forma en que Pedro niega a su amado maestro, recoge a mi juicio los elementos que hacen de la traición un acto terriblemente amoral y recriminable: Su traición va dirigida a quien dice amar y respetar, a quien lo ha acogido en su círculo privilegiado para revelarle los secretos del mundo; niega a Jesús tocado por el egoísmo, pensando en sí mismo,

Nunca antes en este país los excesos fueron tantos por parte de la estructura gubernamental. Si bien es cierto que los regímenes anteriores pecaron de corruptos, los de ahora están peor. Y hay que señalarlo descarnadamente, porque la apropiación de los caudales públicos por los actores de la mal llamada 4T sigue siendo tanto o más cínica que los gobiernos anteriores.

Lo que parecía una simple y sencilla apreciación cada vez toma fuerza como certeza: las Fuerzas Armadas están molestas, ofendidas y menospreciadas. Decía que el personaje que ocupó el cargo de secretario de la Defensa Nacional  por seis años, responsable de custodiar la soberanía y valores nacionales fue salvajemente atacado por una jauría de lambiscones sin dignidad

Firme, el médico cirujano y senador Higinio Martínez Miranda alzó la voz; agraviado como muchos de sus compañeros de escaño respondió a la sinrazón que, hasta hace dos días, se enfilaba hacia la injusticia:

La revolución mexicana es una de esas estampas que fue confeccionada para explicarse de modo oficial, como una gran doctrina que simbolizó desde la primaria uno de los pendones de lucha social, ”los Panchos Villas o Zapatas" eran los disfraces que a todo niño nos tocó, por supuesto que a las niñas con el de “adelitas". Cómo en toda novela había un villano, Porfirio Díaz y los héroes eran chaparritos y soñadores como Madero o valientes hasta la locura como Zapata.