Pongámosle realismo al TLC, el tratado lleva más de 20 años en la vitrina, pocos han sido los ajustes y cuando estos se han dado ha sido para favorecer a los del norte, claro que nos hemos visto beneficiados, pocos sectores se hicieron fuertes y han ganado, qué bueno que así sea, pero lejos de preocuparnos por los ataques de histeria del veleidoso Trump, nosotros no solo deberíamos prepararnos para un eventual divorcio comercial sino a la necesaria vida en solitario, un poco como las rupturas entre parejas, dolorosas pero a veces necesarias para aprender a volar sin la necesidad de un marido o mujer dominante y que le da por aplastarnos.