El año que dejamos de ser felices
Desde hace más de cuatro meses, nuestro país no ha tenido motivo para sonreír y no me refiero a un ente sin pies ni cabeza; me refiero al colectivo, a los ciudadanos que desde hace 120 días no tenemos certidumbre de un plan estratégico, ni la información certera emanada de la crisis en la que estamos atravesando.