Ahh la corrupción
Es tan grave la corrupción que flagela a México, que empieza desde abajo y llega a la cúspide del poder político nacional. Así, sin exagerar. ¿Por qué desde abajo? Piense un poco por ejemplo en lo que ocurre en las calles del país. Acotemos un poco. Vayamos a las calles de la ciudad capital. Hay corrupción en cada esquina donde se aposenta un vendedor ambulante, un pedigüeño, un franelero o los “viene, viene”, como se conoce a los personajes que desde muy temprana hora del día se apropian de “su calle” para exigir una coima a cambio del espacio, que se reparte bajo el criterio casi generalizado de que al menos hay que salpicar.