Como lo hemos venido comentando, México vive una profunda depresión colectiva. La gente no cree en sus instituciones, duda de sus autoridades y desprecia la política. El servicio público se ha vuelto sinónimo de desprestigio profesional y la palabra burocracia

El horizonte de la República es oscuro. La andanada de populismo que escala a nivel mundial, embate la vida democrática del mundo y México, desgraciadamente, no está exento de esta circunstancia. La culpa es de muchos que han visto al servicio público

A lo largo de los casi 18 años de servicio público, desgraciadamente he sido testigo de que los principios son fácilmente olvidados; que las ideologías dejan de tener valor y se vuelven meros pretextos para constituir negocios –en ocasiones familiares, de grupo

Leer, analizar y comentar las noticias de los sucesos políticos de México en la actualidad –además de cuestionarnos sobre nuestra razón y entendimiento– nos obliga inevitablemente a retornar hacia aquello que nos hizo interesarnos en “La Cosa Pública”

El fantasma de la “Guerra Fría” comienza a recorrer el mundo nuevamente. Y no, esta vez no se trata de la lucha entre buenos y malos; no es la búsqueda del apoderamiento de conciencias por una u otra forma de gobierno y de ver el mundo; no se trata del discurso patriotero

El “mal humor social” se expande como plaga en la sociedad. No es una falsa percepción de la ciudadanía; no es una campaña política en contra del actual gobierno y su partido; no es un complot orquestado por la “mafia del poder”, ni –mucho menos– es una injusta valoración del desempeño