Hablar de caudillos emula a personas cuyo actuar es recordado como heroico, destacado, trascendental y que ayudó a forjar parte de nuestra realidad actual. Cierto: estos nuevos ídolos, a quienes se les rinde culto y se les reconocen virtudes más allá de lo común –cuasi divinas–, son figuras cuya finalidad es arraigar una identidad común que unifica a los individuos, en torno al reconocimiento y admiración hacia las imágenes de personas que hicieron “algo” por un Estado Nacional. Se crearon historias, mitos, leyendas y demás virtudes, como mecanismos de cohesión social, como elementos inspiradores para fomentar valores y promover virtudes.