El fin de la Revolución Mexicana (primera de tres partes)
El 20 de noviembre de 1910, con la promulgación del Plan de San Luis, dio inicio la gesta revolucionaria que tuvo como principal objetivo el derrocamiento de un régimen oligárquico y despótico encabezado por Porfirio Díaz. Bajo la primicia romántica e ingenua de que la democracia sería el remedio para los males que aquejaban al país, Francisco I. Madero llamó a la lucha armada, sin considerar que el cúmulo de 500 años de inconformidades, injusticias, abusos y excesos de la oligarquía política, de las clases sociales dominantes y del clero oscuro e hipócrita, habría de encontrar voz a través del tronar de la metralla y el sonar de los cascos de caballos; estaría caracterizado por cananas, carabinas y “adelitas”; y estaría marcado por el desorden y la inestabilidad social, política y económica del país.