Opinión

Hace apenas unos días, Marcelo Ebrard, el “mejor alcalde del mundo” del infinito y el más allá, resucitó el llamado “Movimiento Progresista”, una pandilla más al interior del PRD, con la intención de apoderarse del Sol Azteca, y posteriormente, de la candidatura en 2018. Llama la atención que el ex jefe del GDF grite que es de “izquierda” y no le gane la risa.

Durante la administraciones posrevolucionarias, se fueron levantando instituciones que concretaban la sectorización de aquellas facciones que salieron “triunfantes” de la guerra revolucionaria, conjuntamente con grandes edificaciones que hacían gala y ostentación de ese triunfo y que, al mismo tiempo, representaba la esperanza de miles de mexicanos que añoraban un futuro mejor y más justo.

Desde el 1 de diciembre pasado quedó claro que la principal de las prioridades para la actual administración pública federal es el combate a la pobreza y la marginación. No obstante, debido a los chantajes de la oposición tuvieron que pasar siete meses para que el gobierno que encabeza el presidente Enrique Peña Nieto pudiera desplegar todos los recursos a su alcance para echar a andar la Cruzada Nacional contra el Hambre y anunciar el envío al Congreso de la iniciativa con la que se busca garantizar un piso mínimo de bienestar y seguridad social para los mexicanos.

Por Eduardo Blanco
El Periodo extraordinario y los pendientes del poder legislativo
El tan anunciado periodo extraordinario, resultó ser un ejercicio de buena voluntad, pero sólo de la Cámara de Diputados, porque, como pudimos verlo, los Senadores de la República no  acompañaron a sus colegisladores.