La popularidad del jefe de Gobierno capitalino ha ido a la baja prácticamente desde que asumió el poder hace ya casi dos años.

Ni el tesorito del subsuelo del Golfo de México, que tanto se publicitó hace unos años para impulsar la entonces fallida privatización del petróleo, ni las carretadas de capitales de inversión que vendrían del extranjero como consecuencia de la reforma energética han logrado impulsar la economía nacional, hoy más amenazada que

FOSAS.- Ha transcurrido ya más de un mes de los tristes hechos de Iguala sin que se haya observado una acción clara, directa y efectiva de parte del gobierno federal, el cual se ha limitado a “esclarecer” los hechos fincando la responsabilidad en el hoy prófugo alcalde, José Luis Abarca, lo cual todo mundo sabía desde el 26 de septiembre, día de la matanza de normalistas de Ayotzinapa.

Los testigos sociales son aquellos ciudadanos capacitados académicamente para desempeñar funciones de vigilancia en el actuar de los funcionarios encargados de realizar los proceso de adquisición de algún bien que adquiera la Administración Pública local.

La renuncia de Edgar Armando González de la Oficialía Mayor del Gobierno del Distrito Federal  es un paso adelante para avanzar en las investigaciones que recaen en su persona, por los audios ventilados entre los medios de comunicación sobre un supuesto acto de corrupción cocinado desde su oficina, por la compra de llantas a sobreprecio.

Con una Ley de Procedimiento Contable de la Hacienda Pública local para el Distrito Federal, es posible acabar de tajada con la corrupción y la opacidad que impera en el gobierno de la capital.

Hoy, lamentablemente nos encontramos sujetos al ánimo de los funcionarios que rinden cuentas y, en varios casos, sus