Según el reporte de Oxfam, México está dentro del 25% de los países con mayor desigualdad en el mundo. Creo que para la mayor parte de los mexicanos eso no es nuevo porque desde hace muchos años, quizá desde antes de que lográramos nuestra independencia, la disparidad es algo que ha existido y con la que hemos vivido y convivido. También hay que señalar que quizá lo intuíamos porque de pronto convertimos al señor Carlos Slim en el hombre más rico del mundo, y cada vez que Bill Gates intentaba alcanzarlo los mexicanos esperábamos expectantes la siguiente medición para ver si nos habían desbancado. Al conocerla nos llenábamos de satisfacción cuando lográbamos mantener el primer lugar. Para decirlo de otra forma, nos sentíamos orgullosos de la hazaña del señor Slim, pero no sabíamos cuales eran los efectos colaterales de ese enriquecimiento.