El fenómeno Peña Nieto marca un antes y un después en la historiografía del impacto de los medios de comunicación en la política porque su proyecto se construyó milimétricamente y se controló desde un cuarto de guerra que funcionaba de la misma manera. La estrategia mostraba a un gobernante joven al que muchos imitaban o pretendían parecerse, y un político que respondía a la gente cumpliendo lo que ofreció durante su campaña. Fue el primero que se arriesgó a firmar compromisos ante notario público. Por eso se le comenzó a percibir como uno de los mejores gobernantes del país, inclusive por encima de quien detentaba la Presidencia de la Republica. El fenómeno mediático encabezado por Fox, que le permitió al PAN echar al PRI de Los Pinos, fue reconvertido en el modelo más exitoso del nuevo siglo. La diferencia es que Vicente Fox fue solamente un fenómeno mediático, mientras Enrique Peña Nieto fue entrenado y preparado para ejercer el poder.