Sin Punto y Coma (Vladimir Galeana Solórzano)
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Una de las partes importantes de la reforma propuesta por el Presidente Enrique Peña Nieto en materia de telecomunicaciones es el fomento a la competencia en los medios de comunicación, pero sobre todo la posibilidad de acelerar el traslado de las estaciones de radio en amplitud modulada hacia la frecuencia modulada. Hasta ahora han sido los propios concesionarios quienes se han negado a reducir su presencia en dicha banda al no actualizar su tecnología. La razón es simple, así monopolizan el mercado de la publicidad pues las marcas prefieren insertarse en la FM por las posibilidades que tiene la señal de viajar a mayores lugares, y la calidad del sonido. Para decirlo de otra manera, han sido los intereses empresariales de los grandes corporativos radiofónicos los que han detenido el avance de la ahora propuesta presidencial.

Lo mismo ocurrirá en materia de televisión, telefonía e internet. En países como Estados Unidos la competencia es más libre pues las pequeñas comunidades tienen la posibilidad de establecer canales locales de televisión para satisfacer las exigencias de su localía. En México hasta hace poco el mercado era exclusivo de las dos grandes empresas televisivas, Televisa y Televisión Azteca, quienes permitieron a sus dueños enriquecerse groseramente con un instrumento que es propiedad del Estado y por consecuencia de todos los mexicanos. Quien más ha diversificado sus actividades es el emporio de Ricardo Salinas quien aparte de la televisión ha incursionado en la telefonía y en el servicio del internet.

Televisa también ha venido explotando ese nicho al igual que Telmex, quienes se han convertido en los monopolios que han evitado la libre competencia ya que incluso en su oferta ante las estructuras gubernamentales que dedican al año un poco más de ochenta mil millones de pesos, son quienes se quedan con la mayor parte de los contratos. Una peculiaridad de esta presencia que se antoja impune, es que mientras las empresas pequeñas desarrollan avances tecnológicos que son mejores que los de esas tres empresas, en cualquier momento dicha tecnología es robada y comercializada sin que existan sanciones de por medio.

Hasta ahora han monopolizado el mercado de la fibra óptica y no han dejado que aquellas pequeñas empresas que detentan avances como los llamados “paraguas”, que mandan la señal al aire y la bajan mediante la instalación de antenas, puedan entrar al mercado a competirles. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.

 
Sin lugar a dudas el señor Senador y Coordinador de la Bancada Perredista en la Cámara de Senadores, Don Miguel Barbosa, es un hombre al que le gusta aparecer en los medios de comunicación aunque en la mayor parte de las veces peque de imprudente. Lo importante es declarar y salir reseñado. Sus ansias mediáticas son enormes porque pretende posicionarse dentro del esquema de Marcelo Ebrard en el sentido de que el perredismo tiene que convertirse en el contrapeso natural de las decisiones del Gobierno Federal encabezado por Enrique Peña Nieto. De lo que se trata es de marcar la diferencia porque el proyecto es trascender más allá de Nueva Izquierda para buscar la candidatura a la dirigencia nacional de su partido, y por qué no, a la Gubernatura de puebla.
 
Al hacer un balance de los primeros cien días de la administración del Presidente Enrique Peña Nieto aseguró ver el “resurgimiento de un poder absoluto”. Aparte de senador y aspirante a la dirigencia nacional del perredismo, el señor Barbosa es ahora un consumado pitoniso que observa “signos del resurgimiento de un presidencialismo vertical y del ejercicio de un poder absoluto”. Claro está que esa circunstancia es a lo que aspira cada partido, aunque cuando lo hace el de enfrente es válido confrontarlo para evidenciarlo ante los demás. Si hacemos un análisis del comportamiento del perredismo en la Ciudad de México y en los estados donde aún gobierna, el absolutismo unipersonal de sus gobernantes resulta más que evidente. Nadie en su sano juicio hace un gobierno para perder la votación en la siguiente elección, a menos que sea Ernesto Cordero, quien vaticina que el panismo ganará la próxima elección y la perderá en la siguiente.
 
También dijo que la tendencia impuesta por Peña Nieto se presenta justo en los momentos en que el país necesita y reclama un ejercicio democrático del poder. No sé si entienda la dimensión de su declaración, pero el poder adquiere el carácter de democrático cuando surge de la voluntad de la mayoría expresada en las urnas, y que yo recuerde el PRI ganó en la jornada electoral del primero de julio con una mayoría de más de tres millones de diferencia, lo que legitima al Presidente Peña Nieto para intentar construir un gobierno más eficiente que los anteriores.
 
Si algo debemos resaltar es la capacidad del mexiquense para la estructuración de un proyecto gubernativo en el que se incluyeron las oposiciones porque privilegió las coincidencias antes que las diferencias. Pero si por ello pretende el senador Barbosa que se le cedan espacios en el ejercicio del poder a él o a su partido, habrá que decirle que la legitimidad proviene del voto de los ciudadanos. Peña Nieto ha construido un gobierno de coalición porque las propuestas del panismo y el perredismo están insertas en el Pacto Por México. En función de ello todo lo que diga el señor Barbosa no pasa de ser una mera cita discursiva para ser reseñado en los medios de comunicación. Esa es la finalidad. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.


 

 
Si de algo podemos estar seguros es que Nicolás Maduro no es como Hugo Chávez. No se le parece ni “tantito” como se dice en el argot popular. Y no es que le falten méritos para colocarse al frente del gobierno, simplemente es que no tiene ni los alcances intelectuales ni la decisión y osadía que caracterizaron al fallecido líder de las izquierdas en el Continente. Por mucho que intente parecerse a quien lo encumbró y lo nombró sucesor, nunca segundas partes fueron buenas, y esta no será la excepción. Más le valiera ir pensando la forma en que amainará las querencias de muchos sectores poblacionales con el ahora héroe popular.
 
Muy temprano Nicolás Maduro comenzó a marcar su distancia de los países a los que considera enemigos naturales, y aprovechando el momento el Gobierno Venezolano envió una protesta contundente y categórica al gobierno canadiense a causa de una declaración del Primer Ministro Stephen Harper, quien afirmó: “en esta coyuntura clave, espero que el pueblo de Venezuela pueda ahora crear para sí mismo un futuro mejor basado en los principios de la libertad, la democracia y el imperio de la ley y los derechos humanos”.
 
Venezuela es el segundo o tercer país con mayor producción petrolera en el mundo, y se dice que sus reservas le alcanzarán para mantener su ritmo de explotación durante los siguientes trescientos años. “El Heredero” designado por Hugo Chávez tiene que comenzar a pensar la forma en que convencerá a los venezolanos que tiene los tamaños para convertirse en su nuevo líder, y en el principal impulsor de la “Revolución Bolivariana” en el resto del Continente, claro está, con el riesgo que le significará que un día el “Stablishment” norteamericano amanezca con el virus del intervencionismo muy alto, y decidan tomar justicia por su propia mano. En eso también tiene que pensar, porque insisto, no es lo mismo Hugo Chávez que Nicolás Maduro.
La sagacidad y osadía del primero nunca ha sido la identidad del segundo, de ahí que tenga que pensar en labrarse una personalidad propia antes que permitir que Chávez regrese de la tumba para colocarse al frente de la inconformidad, cuando muchos lo combatan en su nombre. Cuando haga eso no faltará quien lo acuse de traicionar al “Chavismo”, pero tendrá que asumir el riesgo si no quiere verse desplazado incluso por aquellos a quienes considera sus amigos y camaradas. Esa piel delgada de Nicolás Maduro tendrá que convertirse en una piel dura si quiere conservar el poder. Chávez edificó de esa forma su imperio desde lo local hacia lo internacional. Los propios aliados le exigirán el cumplimiento y quizá el aumento de los apoyos para mantener la alianza continental Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.

 
Sin lugar a dudas la muerte del Mandatario Venezolano Hugo Chávez ha metido en un problema de sobrevivencia a las izquierdas del Continente. Por mucho que Nicolás Maduro mantenga el control sobre el Poder Ejecutivo venezolano, no tardará mucho en presentarse la crisis del poder producto de las ambiciones de quienes acompañaron a Chávez en su ejercicio gubernamental. El despliegue de militares y policías para resguardar el orden y evitar posibles brotes de insurgencia no se hizo esperar, lo que indica que el mismo régimen sabe que su posición resulta endeble ante la sentencia lapidaria de Estados Unidos vertida hace unos días en el sentido de citar a elecciones de inmediato, porque seguramente sabía la enfermedad terminal de Chávez, y también habrá preparado sus misiles para evitar la continuidad del mismo grupo en el poder.
 
Maduro no tiene ni la fortaleza ni la osadía de Chávez para enfrentar y confrontar al país más poderoso del mundo y del hemisferio, además de que la crisis ante la falta del líder se profundizará como ocurre en cualquier latitud ante las pasiones y las ambiciones de los hombres del grupo en el poder. Resultará muy difícil, por mucho que Chávez haya nombrado a Maduro como el sucesor, mantener la cohesión entre la clase política, y lo previsible es que tanto el Presidente de la Asamblea Nacional Diosdado Cabello, como el Jefe del Comando Estratégico Operacional de la Fuerza Armada Nacional, Henry Rangel Silva, pretendan continuar encabezando la Revolución Bolivariana, el mayor legado del finado Comandante Hugo Rafael Chávez Frías.
 
Si algo le dio la oportunidad de reproducir el ensayo socialista de la “Revolución Bolivariana” fueron los yacimientos petroleros de la Cuenca del Orinoco, que le ministró dólares en suficiencia para comprar las conciencias de los líderes de la mayor parte de las izquierdas del Continente, incluso alguna vez publiqué en la Revista Cambio las cuentas y los titulares del tránsito del dinero proveído por Hugo Chávez al entonces perredista Andrés Manuel López Obrador. Sin lugar a dudas la riqueza petrolera venezolana fue la mejor arma de Chávez para relacionarse con los regímenes totalitarios del mundo y confrontar a Estados Unidos.
 
Resultará difícil para Cuba y los Castro mantenerse en el poder sin la ayuda de Hugo Chávez que alcanzaba cinco mil millones de dólares por año, más el salario de cerca de 46 mil maestros y médicos cubanos que operan en Venezuela, que ascendía a otros cinco mil millones de dólares. Lo mismo ocurrirá con Evo Morales en Bolivia, Rafael Correa en Ecuador, Cristina Kirchner de Argentina que por cierto enfrenta una severa crisis económica, Daniel Ortega en Nicaragua, y los partidos políticos que operan a lo largo y ancho del Continente. La muerte de Hugo Chávez debilita a las expresiones de la izquierda en el Continente, aunque muchos pretendan negarlo. La transición será difícil y puede tornarse violenta. Ojalá no por el bien de los venezolanos, quienes poco importan a los políticos. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.


 

 
Pareciera que los principales dirigentes del Partido Acción Nacional no terminan la catarsis de la derrota que les propinaron los mexicanos en la elección presidencial del 2012. La herida sigue abierta, pero el problema es que la están abordando solamente entre la clase cupular sin otorgarle a la militancia la posibilidad de que analice y opine acerca de lo que verdaderamente propició la debacle, y el alejamiento de quienes les otorgaron las victorias presidenciales del 2000 y el 2006. Las diferencias con Vicente Fox es la principal muestra de que le siguen negando el mérito de haber logrado interrumpir la hegemonía que los tricolores mantuvieron durante setenta años, y ese es el principal indicio de que por ahora la lucha es por el control del partido y no por el reencuentro con sus bases.
 
Me parece que los panistas no han hecho un análisis a profundidad de lo que pasó y el origen del rechazo de los ciudadanos en esos doce años que detentaron el Poder Ejecutivo. Hegel señalaba que los grandes acontecimientos aparecen dos veces, una como tragedia y otra como farsa. La tragedia del panismo es que nunca entendió que las elecciones las ganan los partidos por el apoyo de los ciudadanos, y que el gobierno se ejerce para todos y no solamente para los correligionarios. Eso es lo que no han aprendido las oposiciones, porque en cuanto llegan a las estructuras administrativas les da por acentuar ese clientelismo que tanto criticaron de los tricolores, y pretenden mantenerlo a base de dádivas que en la mayor parte de las veces se queda en las manos de los liderazgos.
 
La farsa es que Gustavo Madero Muñoz sigue vertiendo justificaciones del empequeñecimiento partidista, pero busca el origen en las acciones de gobierno porque es la forma más fácil de adjudicar las culpas, lo que no es más que un posicionamiento político, pero ¿Qué tanta culpa tiene él como dirigente? Porque hasta ahora no ha dado muestras de querer hacer un ejercicio de autocrítica para visualizar cuales fueron las fallas que detonaron la derrota, y por qué fueron rechazados incluso por su propia militancia. Las alianzas que todavía pretende seguir manteniendo el señor Madero son el principal elemento de crítica de la militancia por la traición que significó a los documentos básicos y a la doctrina que tanto defendieron durante sesenta años de oposición.
 
Por mucho que Madero señale que el blanquiazul “se desdibujó como institución y se contaminó de todo aquello que siempre criticaron y que propició una triste alienación de su identidad”, la explicación la tendrá que encontrar en lo que piensan los militantes que se fueron y no en términos alienígenas. Hasta ahora no existe seriedad para asumir el reto de la reconstrucción porque lo que sigue importando son las posiciones partidistas y de representación popular. De mantener el mismo camino perderán lo poco que les queda. Madero tiene culpas que no quiere asumir. Al This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
 

Antaño se acostumbraba realizar borrón y cuenta nueva cada vez que iniciaba un sexenio porque los Mandatarios provenían de un mismo partido. Las deudas del