Sin Punto y Coma (Vladimir Galeana Solórzano)
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Dicen que cada quien piensa como le va en la feria, y en el caso específico de la gobernanza de este país me parece que las cosas no están saliendo bien para el gobierno y mucho menos para los mexicanos de todas las latitudes de nuestra geografía. Los mínimos de bienestar que alcanzaron las clases pauperrimas de todos los rincones están escaseando, y en muchas partes la miseria se está apoderando de grandes conglomerados porque hasta ahora los indices de la economía van de mal en peor.

Sin lugar a dudas Andrés Manuel López Obrador, Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, es un mitómano. No sé si esto sea producto de una estrategia, o una ocurrencia de las que da a conocer a cada rato para mantener la atención de sus afectos y denigrar a sus desafectos. O quizá padezca una enfermedad psicológica que se complementa con infinidad de delirios de persecución. Todos queremos causarle daño, todos queremos detener a la Cuarta Transformación, todos somos sus adversarios.

Resulta increíble la mendicidad de una operación que presume de ser honesta cuando en realidad ha acumulado una buena cantidad de dinero desde que hace negocios con el sector energético del país. No sé cuánto le deba el Presidente de la República, porque con sus desplantes y su voracidad la debió poner de patitas en la calle desde hace mucho tiempo no tan solo por corrupción, también por ineficiente e irresponsable en la conducción de los proyectos más importantes del sector.

Sin lugar a dudas Andrés Manuel López Obrador está mostrando su disposición para iniciar el andamiaje legal que le permita convertirse en Dictador, y al Movimiento de Regeneración Nacional en el instrumento de control popular para la manutención de sus aspiraciones dictatoriales y la acotación de nuestras libertades. Hasta ahora el Partido en el poder mantiene una gran influencia entre los principales mandos de las dependencias gubernamentales, lo que le permite orientar las decisiones en favor de sus postulados y de sus agremiados.

Desconozco que pasa en el entorno cercano de Andrés Manuel López Obrador. Hasta ahora en muchas ocasiones su voluntarismo ha estado por encima de cualquier razonamiento. Hay infinidad de decisiones inexplicables, y otras que se toman contra cualquier lógica pese a las advertencias del fracaso, pero el sigue adelante porque así lo ha determinado, y no existe poder alguno que lo haga reflexionar o al menos reconsiderar lo absurdo de su comportamiento como mandatario de un país de más de ciento veinte millones de habitantes.

Grave, muy grave que desde el anonimato se pretenda infundir miedo a los integrantes y trabajadores de un medio de comunicación tan importante como es el Grupo Reforma. Si algo tenemos que valorar quienes trabajamos en los medios de comunicación, es que estamos viviendo un episodio inédito y una circunstancia desconocida en la que  tendremos que movernos con mucho cuidado en los meses y quizá años venideros. La tendencia ideológica del actual régimen camina por el mismo sendero que ha caminado Venezuela.

Por donde se le quiera ver, Andrés Manuel López Obrador ha venido realizando un gobierno desastroso, carente de ética, con un alto contenido de falsedades y una brutal corrupción que aunque la niegue en las peroratas mañaneas, los hechos demuestran lo contrario. La mentira se ha convertido en credo, y no tan solo es el Presidente de la Republica quien utiliza argumentos falsos para seguir engañando a los mexicanos, también lo hacen sus principales colaboradores y su ejército de publicistas. No cabe duda que pronto anhelaremos regresar a los tiempos idos.