Columna invitada

*Yo no quería*. Damián Gutiérrez, a sus 35 años, era un hombre como cualquier otro en una gran ciudad, casado, con dos hijos pequeños, trabajador, responsable y entregado a su familia y a su trabajo, el cual desempeñaba como jefe de una maquina troqueladora en una empresa que se dedicaba a la fabricación de piezas automotrices.

Marcelo Suárez, como todos los días desde hacía siete años, se levantó de la cama cuando comenzaba a amanecer, las cinco de la mañana, se metió al modesto baño de su vivienda y se duchó para despejarse.

Martín Cervera ya no entendía nada, vivía por completo fuera en otro mundo, todo lo que lo rodeaba no era real, él tenía su propia realidad enclavada en el fondo de su cerebro.

Que lejos han quedado aquellos días de mi niñez, cuando el festejo del “día del niño” no tenía tanta relevancia como la tiene ahora, cuando las escuelas se dividían en niños y en niñas. La primara a la que me tocó acudir llevaba por nombre “Doctor Luis E Ruiz”, en ese tiempo no lo sabía y seguramente ni me

En estos tiempos de cierta turbulencia política y, al mismo tiempo, de confinamiento obligado por la pandemia que fustiga al mundo, no viene nada mal la lectura de Sostiene Pereira (1994), una novela que al tiempo que refrenda valores como la solidaridad, la dignidad y la ética profesional, entre algunos otros

Estamos viviendo días, semanas, meses que son verdaderamente un reto para la gran mayoría de las personas, amenazados por un virus que ha diezmado a la población mundial, rodeados de violencia, y transitar se ha vuelto un asunto de vida o muerte, ya que nunca se sabe qué se puede esperar