Columna invitada

Hace algunos años, más de los que quisiera acordarme, motivado por mi mujer, comencé a dar clases de computación a niños de preescolar.
El reto era grande, enseñarles a usar una computadora a niños y niñas que no sabían leer ni escribir, así que enfrenté el reto y comencé un programa con ellos.

Esteban Miranda siempre había sido un hombre trabajador y esforzado que luchó por superarse en la vida, no sólo como persona, sino como empleado, trabajador y responsable.