Desde su nacimiento como forma de gobierno, la democracia ha tenido como única y principal misión representar una voluntad, en este caso, la de los habitantes de un estado o de una sociedad, de ahí sus raíces etimológicas “demos” pueblo y “cratos” gobierno, mismas que nos remontan en un inicio hacia el plebiscito helénico donde las decisiones podían tomarse de manera directa en la polis; pero que a este día seria simplemente imposible tratar de replicar aquellos ejercicios, principalmente claro, por la densidad demográfica de cada nación y en ese entendido, han surgido los sistemas electorales modernos, mismos que como sus antecesores solo buscan hacer patente esa voluntad.