Pareciera que existe una dicotomía entre la verdadera finalidad de aquellos que dicen buscar, como lo han señalado reiteradamente, justicia ante la desaparición de 43 normalistas, y sembrar el odio entre los mexicanos. Después de haber comprobado que uno de ellos fue victimado e incinerado en el basurero de Cocula, han variado el discurso hacia una presunta reivindicación que a todas luces se parece, o resulta similar, al discurso que durante muchos años han abanderado los grupos radicales y trasnochados, esos que pugnan por una revolución. Los muertos son el pretexto, porque el único motivo es cambiar el sistema que les ha permitido mantenerse dentro de la legalidad, para hacerse con el poder.