Andrés Manuel López Obrador no se cansa de decir que no es corrupto, y lo que en realidad busca es que esa narrativa se le fije en la mente a los mexicanos, porque de acuerdo en los especialistas de la comunicación, un mentira repetida mil veces termina por convertirse en una verdad irrefutable. También dice que nunca le ha interesado el dinero, pero es el político que mayores recursos destino durante muchos años para alzarse

Bien dicen que el que nunca tuvo y quiere tener, loco se puede volver, y eso es lo que ha venido ocurriendo en muchos de los principales actores de la mal llamada Cuarta Transformación, porque no siquiera se asemeja a los movimientos que nos permitieron edificar esta patria tan lastimada a la que seguimos venerando porque de ella nacimos y aquí seguiremos haciendo nuestras vidas, aunque le pese a esa pléyade de aventureros que les ha dado por glorificar a la mal llamada cuarta transformación,

Cuando un gobernante dice estupideces, corre el peligro de que sus gobernados le crean, pero cuando un pueblo cree todo lo que el gobernante les dice, es que ha comenzado a entrar en un grado de estupidez colectiva que sin lugar a dudas los llevara al fracaso como sociedad.  Y esa peculiaridad les obligará a seguir aplaudiendo como si se festejará el triunfo de no sé qué, aunque no tengan para mal comer. Pero el problema también es de quienes lo escuchan

Sin lugar a dudas al Presidente de la Republica, Andrés Manuel López Obrador, no le gusta el ejercicio periodístico que se realiza en el país. Y quizá el motivo principal es que hasta ahora quienes hacemos el análisis de las decisiones del ejercicio del poder hemos externado nuestra preocupación por la forma tan deleznable en que ha utilizado el Poder del Estado Mexicano para censurar a quienes lo critican, presionando a los empresarios para que despidan a quienes se han atrevido a cuestionar sus decisiones al frente del Gobierno Federal.

Falta mucho para que termine la pesadilla que hace dos años inicio Andrés Manuel López Obrador. Hasta ahora no existen resultados tangibles acerca de ese cambio que prometió y que marcaría un antes y un después en la historia de este país, como aseguró muchas veces. Y habrá que señalar que efectivamente está construyendo ese antes y ese después al que siempre se refirió en las disertaciones públicas de su peregrinar por todos los rincones del país, porque todo le ha salido mal, y al paso que va su gobierno se convertirá en uno de los mayores desastres que registre la historia patria.

Definitivamente no hay buenas noticias para los mexicanos. El Gobierno de la Cuarta Transformación ha dejado de ser la esperanza de las clases desprotegidas del país que esperaban que hubiera una estrategia de reivindicación social que les permitiera abandonar esa lamentable postración que han padecido durante mucho tiempo,